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jueves, 5 de noviembre de 2015

Maratón Lisboa 2015. Crónica y fotos

Hay mucho motivos para correr un maratón, unos más validos que otros, pero hay muchos. Por superación personal, por mejorar tu tiempo, por ayudar a otra persona a terminar, por una apuesta, por sentirte atleta olímpico por un día, por demostrar algo a alguien, por demostrarte algo a ti mismo, por saber que se siente, por entrenamiento para una prueba aun más dura y un largo etcétera. En mi caso, el motivo para correr la maratón de Lisboa, era conocerme a mi mismo. Aunque antes de correr, no sabía si iba a ser un acierto o un error. Hace tiempo leí el libro titulado El caballero de la armadura oxidada, es un libro que mientras lees, te vas analizando a ti mismo y descubres muchas cosas que mejorar. Se lee en poco más de una hora y yo ya lo he leído 4 veces, ya que cada vez que lo lees, encuentras cosas diferentes y con las maratones me pasa parecido. A mi nivel, que me va a golpear el muro al correr una maratón, es algo seguro, pero cada vez respondo diferente al golpe. Lo que quería conseguir durante esos 42km, era ver que me hacia seguir luchando esta vez, un autoanalisis a lo bestia. Lo primero que tuve que hacer antes de presentarme en la linea de salida fue matar el ego lo máximo posible, la ultima vez que me enfrente a la distancia hice una carrera prácticamente perfecta y tenia que asumir que esta vez no iba a ser así, que seguramente no habría tantas sonrisas como en Sevilla, ya que mi nivel de entrenamiento ha bajado drásticamente los últimos meses.



Los momentos antes de la salida, me emocionaron como ninguna vez antes, estaba solo, comenzaba a llover y la gente corría a resguardarse, pero yo permanecía bajo la lluvia. Si va a llover durante la carrera, ¿que más da empezar a mojarme un poco antes?. En todas las anteriores había compartido con más gente esos momentos iniciales, con alguno más de una vez, incluso sin saberlo. El otro día leí que a los géminis nos encanta estar solos, pero odiamos sentirnos solos, y lo cierto es que a mi me gusta mucho estar solo. Puede ser que esa sea una de las cosas que me permite este deporte, estar solo. Ya sea literalmente, corriendo a las 6 de la mañana para ver amanecer desde la playa, o rodeado de miles de personas, pero en el fondo solo, sin oír el bullicio, solo mis pensamientos. Las dudas y la incertidumbre empiezan a crecer dentro de mi, porque tengo miedo de no encontrar lo que he venido a buscar. He venido a por mi mejor yo, a por mi carácter, a por mi fuerza interior, pero...¿y si no lo encuentro? ¿y si me vuelvo a casa peor de lo que he venido?. Todo el que me conoce lo suficiente, sabe que soy un géminis de libro, tengo dos personalidades completamente diferentes y van aflorando a su antojo. El problema es que últimamente me cuesta conocerme, ¿será que me ha salido una tercera? Espero dejar las más débiles en el camino y descubrir la dominante al llegar a Lisboa.



Comienza la carrera en Cascais y deja de llover, hoy la dureza no la marcará el clima, será solo el asfalto. Empiezo a un ritmo que estimo oportuno, para rondar las 4h, pero no tengo ningún dato en el que basarme para saber si es un objetivo realista o no, solo lo que creo conocer a mis piernas y a mi corazón. El principio de la carrera es precioso, vamos bordeando la costa y vemos en todo momento un mar embravecido, como queriendo demostrar su fuerza interior al igual que los miles allí presentes.



Los primeros kilómetros de una maratón deben pasar como si nada si quieres llegar bien al final, pero en este caso incluso "los desprecio", estos kilómetros no me aportan nada a mi objetivo, simplemente son el camino que tengo que recorrer para llegar al muro. Me distraigo pensando tonterías, imaginándome en otra carrera futura, ese ironman que algún día tendré el valor de correr y sobre todo de preparar...Los kilómetros van pasando, voy bebiendo en todos los avituallamientos, quizás en exceso y empiezan a entrarme ganas de hacer pis. En otras carreras largas, las ganas siempre han desaparecido al seguir corriendo, pero esta vez llego a la media y las ganas continúan. Me hago a la idea de que antes o después voy a tener que parar y decido que mejor sea cuanto antes para quitarme el run run de la cabeza, además, si paro cuando este cansado ¿quien me garantiza que volveré a arrancar?



Después de parar, me invade la euforia al deshacerme de la molestia de tener que ir aguantando. Cada kilómetro que entra en el objetivo me da un empujón de motivación, Km 26 y me planteo incluso el "asalto a la maratón" me veo bien para intentar hacer una segunda media más rápida que la primera. Después de un par de kilómetros, decido reservar, no he venido a hacer ningún tiempo, lo que yo busco hoy, es lo que todos los que están a mi alrededor quieren evitar, el mazazo, el muro, ese momento mucho más súbito de lo que la gente cree, que te tira la mascara al suelo y te deja desnudo e indefenso.



Sobre el Km 30 empieza a correr a mi lado ya el tío del mazo, a pesar de que creía que me había dejado el ego en casa, me sale una vena arrogante y sonrío cuando empiezo a notar los primeros signos de flaqueza y digo para mis adentros, "por fin has llegado". La fuerza física empieza a escasear, pero en estos momentos, dejando atrás la praça do comércio, mentalmente me veo imparable. Hablo como si realmente hubiera un tío que me ha echado el ancla a la espalda y que quiere conseguir que abandone, salen frases como "hoy no vas a poder conmigo hijo de puta", " ya sé lo duro que eres y no es para tanto", "te recuerdo que te voy ganado 3-1, y hoy amigo, hoy, no vas a ganar".



Sobre el kilómetro 34, nos juntan de malas maneras, sin ningún aviso con los corredores de la media maratón, si siempre es difícil cuando hay dos distancias no perjudicar, esta vez está especialmente mal hecho. Yo llevo 34km, ellos 13 y me pasan como aviones. A mi me gusta morir en soledad, con intimidad, me estorban y empiezo enfadarme. No quiero que toda esta multitud me distraiga de mis pensamientos, quiero volver 5 minutos atrás donde estaba solo corriendo en la calle. Después de unos minutos consigo volver a centrarme en mi mismo y en mi conversación interior.



El recorrido que había empezado siendo precioso por la costa y en la entrada a Lisboa, ahora se convierte en un polígono lleno de charcos, que nadie parece querer pisar y se van como locos a la acera, yo no tengo ningún problema en cruzar por medio el primer charco, hasta que descubro que me cubre hasta el tobillo y al salir me pesan los pies. Cuando por fin consigo olvidarme de la gente, del recorrido, de los charcos y solo quedo yo luchando contra mi mismo, por fin encuentro lo que he venido a buscar. Una conversación muy fructífera que me deja claro que quien quiero ser es el que hace unos meses se enfrentó a pecho descubierto a la maratón, el que consigue no rendirse cuando todo duele y parece no merecer la pena continuar esforzándose, el que vence al frío, al cierzo y a la pereza por disfrutar de su deporte, el que madruga para correr en ayunas antes de un día sin tiempo para correr, el que sale a las 23h después de trabajar 8h y unas cuantas de universidad, el que se emociona con solo recordar sus carreras, el que sueña con tener el valor de convertirse en ironman... el que creo que en el fondo soy.



Los últimos kilómetros fueron realmente duros y me llevaron al limite de mis fuerzas. Descubrí que los impulsos nerviosos que mi cerebro manda a las piernas, primero pasan por el corazón, porque les di permiso a mis piernas para pararse más de 10 veces y lo cierto es que en ningún momento dejé de correr. Me decía a mi mismo: estás cansado, pero no para tanto, no como para tener que parar de correr. Incluso en el km41 me quise parar a andar, pero no podía pararme entonces, no hay nadie que no pueda correr solo un kilómetro. Finalmente entré en meta como siempre hago, pasando de una cara de dolor y sufrimiento a una sonrisa, lagrimas en los ojos y piel de gallina. El tiempo, que era lo de menos, terminó estando bastante cerca de lo esperado 4h2', señal de que me conozco bien a mi mismo.



Sobre los números ha sido la peor de mis cinco maratones, pero me parece que no la recordaré como tal, la recordaré con cariño, como una pequeña lección y como una pequeña forja del espíritu. Calentándome, lentamente, hasta alcanzar el rojo vivo y recibiendo los golpes que dan la forma final al material bruto, poniendo a prueba mi resiliencia.



Pd. para los más curiosos, amantes de los datos, os abro mi corazón, literalmente: https://connect.garmin.com/modern/activity/931648849

viernes, 9 de octubre de 2015

Maratón de Lisboa, ¿acierto o error?

Deportivamente hablando es un error, no hay duda. Desde la maratón de Sevilla he bajado muchísimo el nivel, los 200km mensuales no los veo desde enero. Pero ahora mismo creo que necesito correrla. Voy a pasarlo mal casi seguro y quiero ver lo que tengo dentro. No es masoquismo. Creo que todo lo contrario. Ahora mismo necesito ver si soy quien era hace unos meses y ahora estoy desdibujado o aquello era un disfraz y soy el de ahora mismo, porque lo cierto es que no soy la misma persona. Lo bueno que tiene una maratón es que es una experiencia de vida resumida en unas horas. En unos días descubriré qué es lo que me da fuerzas para seguir, o si no hay nada que me haga pelear cuando la maratón me golpee fuerte y no puedo terminar, quien sabe. De dos de mis anteriores maratones, recuerdo perfectamente lo que me hizo seguir corriendo y fueron cosas diferentes cada vez.  La cosa es sencilla, el domingo 18, me presentaré en la salida, rodeado de personas, pero solo en el fondo, conmigo mismo, cargado de dudas y emociones, que espero ir despejando kilómetro a kilómetro para llegar a la meta más ligero. 
Espero que durante esas cerca de 4 horas que yo estimo, me conozca un poco más a mi mismo, destruya un trocito más de ego y recuerde quien soy, cuando la maratón me quite la careta de un mazazo y solo deje mi verdadero yo. Si es así, será un acierto.


"El camino del guerrero es muy duro, no somos personas vestidas con kimono y hakama, si no fuera así, esto sería un baile de disfraces"  Carmelo H. Ríos

jueves, 9 de julio de 2015

maratón sevilla 2015. crónica y fotos.

Para ponernos en situación voy a hacer un breve repaso a mi corta vida maratoniana. Zaragoza (septiembre 2013 crónica) el debut soñado, carrera casi perfecta en la que dejo escapar unos minutillos, pero sabe a gloria; Madrid (abril 2014 crónica) un infierno, llegaba lesionado y lo junté con una estrategia suicida, mi peor marca; Pamplona (junio 2014, sin crónica) no estaba en mi mejor momento de forma, así que sin posibilidades de mejorar marca, decido acompañar a mi amigo Sergio en su debut, no fue tan fácil como cabía esperar, ni mucho menos.

Por lo tanto Sevilla es la cuarta de la lista, pero la segunda a la que llego para enfrentarme de tú a tú, dispuesto a lo que sea necesario para arañar algo de tiempo a ese 3h20' conseguido en Zaragoza. Durante el plan especifico he cumplido, pero no con el nivel de exigencia, ni las buenas sensaciones que me gustaría y dejándome llevar las ultimas dos semanas, por lo que soy un manojo de dudas. No sé muy bien para que ritmo estoy, mi idea inicial era ir a por 3:10´, pero lo más seguro es que intente 3:15´ o que ni si quiera pueda mejorar mi marca, dudas y más dudas.

Una maratón es una cosa muy bonita, pero si aprovechas para reencontrarte con gente a la que no puedes ver tanto como te gustaría, mejora la cosa, así que eso hice. Fue un reencuentro con Chris(@chrississipi) y Kiko(@harrier388) que fueron unos anfitriones geniales que me hicieron sentir como en casa, con Isa(@Isa_VMS), la segunda mitad de@BecomeFinisher y con Saioa (@Charcodelocos) que ha venido desde Pamplona a animar, a todos ellos he tenido la suerte de conocerlos gracias a twitter y al deporte, ¡VIVA TWITTER!. Fue una pena que fuera baja de última hora mi compañero de fatigas, Sergio (@TriCitius). El jueves llegaba al Puerto de Santa María, en pleno carnaval, viernes y sábado fueron para disfrutar del sur y del buen tiempo, recoger el dorsal en Sevilla y comer mucha pasta. El domingo llega lo interesante.

Domingo 22 de febrero de 2015 5:30A.M. suena el despertador, por fin ha llegado el día, el día que llevo tiempo evitando y deseando que llegue a partes iguales, en unas horas se resolverán todas las dudas, habrá una marca que resuma todos los entrenamientos pasados, o ni eso, un abandono antes de terminar. Aquí es donde empiezan los verdaderos nervios, los días previos he estado muy bien. Lo mejor para los nervios son las rutinas que te hacen sentir seguro, así que como siempre antes de una carrera difícil, una ducha, el ritual de vestirse y el desayuno de siempre. Tostadas con mantequilla y azúcar y un vaso de leche. Nos montamos en el coche y salimos hacia Sevilla, pero antes recogemos a Juanma (@Juanmapatr) que hoy debuta en maratón. A Isa le ha surgido un asunto de trabajo a ultima hora y no puede venir a animar, así que emprendemos el viaje Kiko, Chris, Juanma, Saioa y yo, 3 maratonianos, uno que lo será en unas horas y otra que lo será, no sé cuando, ella tampoco lo sabe, pero lo será. El viaje dura más o menos una hora, hay momentos de silencio y momentos de conversación, pero a decir verdad voy inmerso en mis pensamientos, intentando trazar un plan a seguir, una hoja de ruta que me ayude a llegar, pero sin éxito, finalmente decido no tener una estrategia firme, pero si escuchar mucho a mi cuerpo.


 Hemos llegado pronto pero ya hay mucho ambiente, mucha gente de corto, mucha gente que comparte nuestra afición, las pulsaciones suben, mis tres maratones van pasando por mi cabeza, lo dura que es, lo bonita que es...este rato me está torturando, necesito empezar a correr.

Me está entrando hambre y no tengo nada para comer, he desayunado hace unas horas ya, me invade la negatividad, "me va a dar una pájara, no puedo empezar a correr una maratón con hambre..." tonterías varias que al final consigo apartar de mi cabeza. Vamos caminando hacia el cajón de salida, improvisamos un punto de encuentro para la llegada con Saioa (demasiado improvisado), repasamos donde se va a poner para animarnos, nos hacemos una foto y cada uno emprende su camino.


Juanma ha desaparecido entre la mulitud, Saioa al punto de encuentro, Chris y Kiko a su cajón y yo al mio. Estoy solo, rodeado de miles de personas, pero solo, mientras el GPS busca satélites yo busco fuerzas en mi cuerpo para hacer recuento, parece que tengo lo suficiente para plantar batalla, pero ya veremos como acaba.
Por fin acaba la cuenta atrás y empieza la Maratón de Sevilla, 11.500 corredores tomamos la salida, cada uno con su historia, a pesar de ser tantos se puede correr bastante bien, es una avenida muy ancha en la que hay huecos para ir adelantando. De lejos veo a la liebre de 3h15', bueno en realidad veo también a la de 3h30', han salido por delante de su cajón, cosa que no entiendo, el que quisiese correr con liebre lo va a tener difícil, yo hoy no quiero liebre, hoy no. Otras veces he preferido la comodidad del grupo que tira de ti, pero hoy quiero la soledad del corredor de fondo, quiero que mis aciertos sean solo míos y mis errores también, no quiero decir "es que la liebre iba muy rápido o muy lenta y me jodió la carrera". Hoy soy yo contra la maratón y nada más. En los primeros kilómetros de una maratón siempre hago lo mismo, fue algo que salió improvisado en mi primera media, pero que siempre me funciona muy bien. Me digo a mi mismo que en otras cosas a lo mejor no, pero corriendo soy bueno (a mi nivel), que esto es algo que sé hacer muy bien y me cargo de confianza, diciéndome que si que puedo con ese ritmo y que tiraré hasta el final. Pongo ritmo de crucero 4':30" lo que debería llevarme a 3h10'.

Es el objetivo más ambicioso que puedo ponerme ahora mismo, pero no quiero conformarme desde tan pronto con 3h15', si veo que la cosa no funciona bajaré el ritmo antes de que sea demasiado tarde. Aunque lo ideal es correr una maratón de menos a más, con la segunda media más rápida que la primera, yo creo que soy incapaz de hacerlo, corra al ritmo que corra la primera mitad, es algo que espero que cambie, pero hoy por hoy si quiero acabar en el tiempo que sea, mi estrategia debe ser ganar unos minutos al principio que perderé al final, más que guardar fuerzas y recuperar al final. Así pues, aunque voy a 4':30" sé que estoy corriendo más para 3h15' que para 3h10'. Van pasando los primeros kilómetros y se asientan los nervios, la zancada se adapta al ritmo y la respiración y el pulso son cómodos, si en algún momento paso de 160ppm bajaré un poco la velocidad.


Llego al primer avituallamiento y en los carteles veo que es solido y liquido y quiero comer algo cuanto antes, pero solo había agua, así que me tengo que conformar con eso, es importante empezar a beber desde el principio. Paso por la torre del oro y por la maestranza y ya empiezo a mirar todas las caras del publico, busco la cara de Saioa, debe de estar por el km7.5 según hemos hablado antes de la salida, al ver tanta gente animando y que pasan los kilómetros sin verla, me temo que no vamos a vernos, yo voy pegado al lado izquierdo, pero no sé en que lado estará ella. De repente, cuando ya me había convencido de que no la iba a ver, aparece entre en el publico, me da ánimos y fuerzas en un choque de manos muy rápido, ni me da tiempo a decirle nada.


 Paso el km10 y todo va según lo planeado 45':09", el cuerpo responde y el tiempo también. Las dudas se están despejando, sé que hoy es el día de darlo todo, ahora mismo voy a ritmo de mejorar 10 minutos mi marca así que muy mal se me tiene que dar para no arañar aunque sea unos segundos. Un niño con su madre sostiene un plátano y lo cojo al pasar, el niño se alegra muchísimo y se ríe, pero más me alegro yo, por fin algo para quitarme el hambre, aunque ese plátano alimenta más mi confianza que a mi estomago. Ya vuelvo a ir mirando todas las caras del publico, es posible que Saioa esté por aquí si le ha dado tiempo a llegar, pero no creo que haya podido, por si acaso voy buscando una cara conocida entre la gente y sonriendo, algunos me devuelven la sonrisa o incluso me dedican unas palabras de animo personalizadas leyendo mi nombre en el dorsal.


Llego a la media maratón y todo sigue dentro de la planeado, 1h:35':22" y con buenas sensaciones, que es mas importante. No me parece que ya haya corrido 21km, me parece que acabo de empezar, pero no me confío, porque en una maratón el cansancio entra de golpe, es como chocarse contra un muro o recibir la visita del tío del mazo, la analogía que cada uno prefiera, pero es así. Cuando miro el reloj y veo que voy un poco lento tengo frescura en las piernas para acelerar rápidamente y recuperar el ritmo antes de perder más segundos valiosos. Sigo avanzando inmerso en mis pensamientos, tanto que apenas estoy viendo Sevilla mientras corro por sus calles, es una pena, pero es mi forma de correr, por eso nunca me canso de hacer el mismo recorrido en los entrenos, porque solo mi cuerpo está allí, pero mi cabeza puede estar en cualquier otro sitio, real o imaginario, puede estar en una playa soleada aunque sea de noche y este lloviendo, puede estar luchando contra los 180km de bici de un Ironman -que algún día haré-, puede estar liderando una carrera que nunca ganaré...voy tan distraído, tan en mi mundo, que casi no me doy cuenta de que ya he pasado el km30 y que ha empezado a correr justo detrás de mi alguien a quien no quiero ni ver, el tio del mazo ha llegado como ese que cae mal a todo el mundo pero está en todas las fiestas, como el novio de la chica guapa del bar, como un radar escondido detrás de unos matorrales, esa gente que sabe que molesta con su presencia pero disfrutan con ello.


Entre el kilometro 30 y el 35 me ha ido recortando metro a metro y estoy a su alcance, ¡ZAS! lanza un mazazo, he intentado esquivarlo pero me ha dado, aunque ha sido un golpe superficial y ya se va en busca de presas más fáciles. km36 el más lento de la carrera, igual que Zaragoza, me noto vacío, me arrastraré como pueda hasta la meta, ya me funcionó en zaragoza...Veo que por primera vez en toda la carrera el Garmin marca más de 5 minutos el kilómetro (5:'03") pequeño bofetón de realidad, necesito una estrategia y algo que me de fuerzas para seguir tirando. Las fuerzas me las dan las dos personas que llevo a corderetas desde que he salido, porque hoy corro por los que no pueden, por Sergio y por Saioa, ellos están deseando correr y no pueden así que yo que puedo, no puedo rendirme, tengo que seguir, por ellos y por mi.



 Objetivo no pasar de 5min/km y mejoraré marca. Desde luego ya me despido del 3h10' como ya me podía imaginar desde el principio, voy a ver si me salen las cuentas para hacer 3h15'. km37, quedan 5km y llevo 2h49' corriendo, si voy a 5 pelao las cuentas salen muy justas si le tengo que sumar los 195m finales, tengo que apretar los dientes y tirar a muerte. Voy mirando obsesivamente el reloj, voy cumpliendo, pero la cosa va a estar muy apretada, aunque ahora voy más despacio que al principio, ahora estoy haciendo un esfuerzo mucho mayor, ademas de que ya me duelen las plantas de los pies y mi zancada ya no es lo que era, me está subiendo el pulso, aunque voy al limite me veo confiado con poder hacer un cambio de ritmo en el 40 o en el 41 para no pasarme de listo, cada parcial que miro cumpliendo el objetivo me da más fuerza, voy adelantando gente, cada vez hay más publico.


 Llega el km40 3:03:38 si le sumo 10 minutos  me queda uno para los 195m finales, necesito más margen, aprieto con todo lo que tengo, cada vez me esfuerzo más pero no consigo acelerar, por lo menos tampoco me voy frenando, me mantengo estable, km41 ya veo el estadio a lo lejos, no me quiero guardar ni un gramo de fuerza, quiero la sensación de haber peleado hasta el final. Ya estoy enfilando el estadio, entro por la rampa, me dejo llevar en la cuesta abajo y ahora si que aunque tarde, por fin hago un cambio de ritmo, ya no queda ni una vuelta a la pista de atletismo, paso el km42 me salgo a las calles exteriores para adelantar a gente al sprint, encaro la recta de meta con todo lo que tengo dentro y al final paro el crono en 3:15:17, no es sub 3:15 y mi primera reacción incluso es de enfado.


 Pero ¿qué son 17  segundos en 42km? he ido menos de medio segundo más lento por kilómetro de lo que debería, es para estar contento, muy contento, he mejorado mi marca 5 minutos y he peleado con el maratón de tú a tú y esta vez he salido ganador. Mi estrategia de salir a meter un gol en la primera parte y luego cerrarse atrás a defender ha funcionado. Me caen lagrimas de emoción, de presión de meses liberada por fin, de satisfacción, de orgullo...lagrimas muy diferentes a las que derramé en Madrid, que me recuerdan porque amo este deporte.