martes, 11 de agosto de 2015

examen cinturon negro aikido

          Normalmente en este blog escribo siempre sobre correr y dejo más de lado la que se supone que es mi otra mitad, el aikido. Digo se supone, porque últimamente, no sé como, pero he vivido sin ninguna de mis dos mitades, he dejado de ser Aikirun poco a poco y sin darme cuenta. En junio, este hecho se acentuó por la falta de tiempo y motivación entre exámenes y trabajo, corrí un solo día en todo el mes, una 10K y no practiqué aikido ningún día. Por suerte, la semana siguiente a terminar los exámenes, me esperaba la semana más aikidoka del año, un curso de aikido en el pueblo más alto del pirineo aragonés, Cerler. Esta semana no podía llegar en mejor momento, nunca la había necesitado tantísimo.  Este año tenia un ingrediente extra, para hacerla más especial si cabe, mi examen de cinturón negro.


          Durante esta semana se practica mucho más que técnicas de aikido, se practica meditación, ritual bajo la cascada, entrenas con gente muy interesante que no ves el resto de año, mucho trabajo espiritual y muchas otras cosas que no me veo capaz de expresar con palabras y no sé si alguien conseguiría hacerlo. Es una semana para sacar al guerrero pacifico que hay dentro de ti, para conseguir mucha fortaleza, desde luego no física... y nada me podía venir mejor en este momento, necesitaba recordarme que soy un luchador y conseguir fuerzas para luchar.

          La semana empezó el domingo por la mañana, con el ritual de la cascada (taki shugyo), un momento de paz, de meditación y de purificación, para afrontar la semana con la mente lo más clara posible. Cuando el agua helada te golpea en la cabeza y los hombros comprendes que no puedes ofrecer resistencia y que tienes que aceptar lo que te venga encima, como en la vida misma. 


          Entre clases de aikido, meditaciones, charlas y demás, la semana fue avanzando y cada día se hacia notar más el cansancio. Incluso conseguí sacar un rato para correr por la montaña, ya que necesitaba esa forma diferente de meditación. Hay más formas de meditar que en posición de flor de loto en una habitación. Por fin, el jueves por la mañana, el maestro nos convoca para el examen de cinturón negro a dos compañeros y a mi a las 17:30.

          Recuerdo estar nervioso y asustado, tanto como nunca antes había estado vestido de kimono y hakama. Para calmarme, me recordaba a mi mismo que no era mas que una clase de aikido, un poco más dura de lo normal, que no pasaba nada. En el examen te hacen llegar a tu limite, así que solo había que darlo todo, y cuando no hubiera nada más que dar, el examen terminaría, para bien o para mal. Parecía que los nervios se templaban un poco con estas ideas y ya solo sentía impaciencia por empezar para dejar de pensar y simplemente dejarme llevar y fluir. 

          Ya estamos todos, unos 30 aikidokas, nos sentamos en circulo para saludarnos y recibir alguna indicación de mi maestro. Coloca a un alumno cinturón negro en cada esquina del trozo de cesped que vamos a utilizar para el examen a modo de guardianes, y nos recuerda que lo que ahí dentro va a pasar es algo solemne, un escalofrío me recorre la espalda y se me forma un nudo en la garganta. Antes de que pueda seguir pensando...-"¡JAVI! al centro"; comienza mi examen.


          -"¡Marcos! tú empiezas de Uke, Shomen uchi iriminage, adelante" (uke es quien realiza los ataques. Tori, en este caso yo, realiza las técnicas) . Sin más indicaciones, Marcos me ataca con un shomen uchi y yo realizo el correspondiente iriminage, es una técnica fácil, que me hace olvidar los nervios. Después de haber atacado 2 o 3 veces, Carmelo, mi maestro, va haciendo señas a otros alumnos para que se unan y cuando quiero darme cuenta estoy rodeado por unos 10 compañeros atacándome en todas las direcciones, intento proyectar al compañero al que le estoy haciendo la técnica, delante del siguiente compañero que me va a atacar, para usarlo de escudo y ganar medio segundo antes de que otro ataque se dirija a mi cabeza. Me hago un autoanalisis y me veo sereno, dominando la situación, utilizando la técnica y no la fuerza bruta, sonrío y sigo fluyendo entre los ataques. cuando empiezo a estar cansado, dos palmadas del maestro, significa que se acaba esa técnica, cojo algo de aire mientras me dice cual será la siguiente.


          - Kokyu nage. Una técnica que me encanta, seguimos con la misma estructura que antes, unos cuantos ataques con un solo uke y después se van sumando poco a poco los demás, Arturo, Angel, Raul, Albert, Borja, Victor, Oscar, Mar, Jose Angel, Vanessa... me atacan en todas las direcciones, cuando aún no he terminado de proyectar a un compañero, ya oigo en mi espalda un Kiai, que avisa de un ataque inminente. Empiezo a concentrarme en el vacío que dejan y no en el espacio que ocupan, para poder fluir entre ellos, entre sus ataques. Esta técnica también tuve que hacerla en mi examen de hakama, y es que es aikido puro. Captar la intención, crear el vacío, unificar, fluir, captar la intención, crear el vacío, unificar, fluir...dos palmadas y terminamos con esta técnica.


          -Ushiro ryote dori kote gaeshi, una técnica un poco más difícil que las anteriores, ya que hay que zafarse de un agarre por la espalda y la proyección a uke es más fuerte, y con las prisas no puedo dejar de ser delicado. Para realizar esta técnica es necesario girar sobre si mismo 360º lo cual es perfecto para mantener mi espalda vigilada y realizar la proyección del compañero hacía donde detecte el próximo ataque. Empiezo a notarme cansado y necesito ayudarme de algún Kiai para darme fuerzas a mi mismo, los compañeros lo están haciendo genial ya que no me dan tregua, pero tampoco dejan de darme ánimos y todos me atacan con una sonrisa, la cual, yo mismo, también intento mantener. Dos palmadas.


          -Tai sabaki. los compañeros cogen sus bokkens y bokutohs (sables de madera) y comienzan a atacarme a la cabeza, es esta ocasión no les tengo que realizar ninguna técnica, ni desarmarles, ni bloquear,  solo esquivar, fluir entre ellos y haciendo uso de su vacío hacerme inalcanzable. No me suelo ver muy cómodo con los Tai sabakis y hoy no parece ser una excepción, es uno de mis puntos a trabajar. Sin parar esta vez, cambian el modo de ataque, pasa de ser un ataque a la cabeza a ser un ataque pinchando a la tripa, ataque que aun me cuesta más esquivar, uno de los ataques lo tengo que parar con la mano, milímetros antes de que me alcance en el estomago, esto me desconcentra un poco y empiezo a pensar, ERROR, mente en blanco, solo fluye...Palmadas salvadoras por fin, creo que ya ha pasado lo peor, cuando el Sensei dice: dejar el bokken y coger el bo. El Bo, es un baston de madera de unos 2m, que usaban los monjes para caminar, pero que termino convirtiéndose en un arma de defensa, por lo que las esquivas aún no han terminado. Se entremezclan los ataques verticales a la cabeza con los ataques a la tripa, cada vez hay menos vacío del que aprovecharse. Con tantos ataques es difícil saber a cual anticiparme, porque la clave de la esquiva es la anticipación, no la rapidez. Dos palmadas, se acaban las esquivas, respiro aliviado, aunque no sé lo que viene ahora, puede que sea mucho peor.


          -Hachi Noji. Este no es un ejercicio técnico, pero es de resistencia, otra compañera que se va a examinar, sale conmigo a hacer el ejercicio, consiste en correr en forma de 8, uno en cada dirección, cruzándome con la compañera, y al cruzarnos, realizar un corte imaginario con el sable de madera que cortaría por a mitad al compañero. Nosotros nunca utilizamos las armas como elementos de destrucción, así que tienes que imaginar que en cada corte, al compañero le estás quitando cosas de las que quiere deshacerse, inseguridades, complejos, pesos emocionales... En cada corte, tenemos que realizar un kiai prolongado que me deja sin aire. Este ejercicio "empieza" siempre cuando ya no puedes más, es ahí donde el maestro quiere ver como nos comportamos, si somos guerreros o no. Apenas he podido parar a coger aire desde que ha empezado el examen y en seguida me noto cansado, me corrige cosas y solo soy capaz de hacerlas bien durante medio minuto y el cansancio vuelve a impedirme hacer bien los cortes y un buen kiai, pero este ejercicio trata de esto, así que sigo, poco a poco vamos disminuyendo el tamaño de los 8 para ir terminando el ejercicio. El Sensei nos dice que nos sentemos y unos compañeros nos acercan un poco de agua. Estoy cansadisimo, no sé cuanta dureza más voy a poder soportar en el examen, me falta el aire. Somos 3 los examinados, dos hemos realizado el ejercicio y ahora le toca al tercero, pienso que así podré descansar, para poder afrontar lo que quede de examen. El compañero sale al centro y Carmelo pide un voluntario para hacer el ejercicio con él, pasan un par de segundos y nadie sale al centro, miro a todo el mundo y al ver que nadie toma la iniciativa, me pongo en pie y salgo al centro. No sé como ha pasado esto, no lo he pensado, estaba sentado jadeando y de repente estoy aquí, en el medio, ofreciéndome a que mi compañero pueda realizar su examen. Carmelo me pide que me siente agradeciéndome mi gesto. Vuelvo a sentarme con un nudo en la garganta y ganas de llorar, algo ha pasado durante lo que llevamos de examen, he sido totalmente generoso sin esperar nada a cambio, en mi interior ya me siento un poco cinturón negro, un poco más guerrero. Mientras el compañero hace su ejercicio bebo un poco de agua y aprovecho para descansar, a la espera de lo que sea que venga luego.


           -"Javi ven al centro, y necesito un tenugi", un tenugi es un pañuelo que se pone en la frente y sirve para que no entre el sudor en los ojos, pero ahora va a tener otra función. La última parte del examen voy a tener que hacerla con los ojos vendados. Esta vez, con un solo uke, Laura, voy a tener que realizar la técnica al ataque que nos indiquen. Tenchi nage, bien, esta la reconozco por el nombre sin problema y la sé hacer, es la primera vez que hago aikido con los ojos vendados, me obliga a prestar mucha atención al oído, para saber cuando voy a recibir el ataque. Tengo miedo de que el nombre de la siguiente técnica no lo reconozca y con los ojos vendados no pueda recibir ninguna ayuda. Ushiro ryote dori irimi nage, perfecto, esta también la puedo hacer sin problemas. Ya no hay nervios, ya no hay dudas, ya no hay pensamientos, ya solo hay oscuridad y un encuentro de energías entre uke y tori, sin conflicto, en armonía, no recuerdo haber disfrutado nunca tanto haciendo aikido, las técnicas pasan, pierdo incluso la noción del tiempo, no sé cuantas técnicas he hecho, ni cuales, pero me siento completamente en paz. Antes quería que el examen terminase lo antes posible y ahora no quiero que termine, pero lo hace. 


          Nos sentamos todos en circulo y los examinados dentro, el maestro se dirige a mi en primer lugar, me da la enhorabuena por el examen y sobre todo por el gesto que he tenido, dice que mi examen se resume a ese momento, ahora no consigo aguantar las lagrimas y me da un abrazo, al que en seguida se une mi hermana Elena. Empezamos la tradicional ronda de abrazos y de felicitaciones con todos los compañeros y yo aprovecho la ocasión para dar las gracias a todos los que me han cedido su cuerpo para que yo progrese. Ser un cinturón negro en un tatami es así de "fácil", ahora lo que tengo que conseguir es serlo fuera, en el día a día, donde es mucho más difícil de conseguir. Con el cinturón negro, no termina nada, con el cinturón negro empieza todo, espero poder seguir aprendiendo mucho de mi maestro, de mis compañeros y del aikido. 





Kannagara thamasi haemase - me mantendré leal al espíritu del universo 


jueves, 9 de julio de 2015

maratón sevilla 2015. crónica y fotos.

Para ponernos en situación voy a hacer un breve repaso a mi corta vida maratoniana. Zaragoza (septiembre 2013 crónica) el debut soñado, carrera casi perfecta en la que dejo escapar unos minutillos, pero sabe a gloria; Madrid (abril 2014 crónica) un infierno, llegaba lesionado y lo junté con una estrategia suicida, mi peor marca; Pamplona (junio 2014, sin crónica) no estaba en mi mejor momento de forma, así que sin posibilidades de mejorar marca, decido acompañar a mi amigo Sergio en su debut, no fue tan fácil como cabía esperar, ni mucho menos.

Por lo tanto Sevilla es la cuarta de la lista, pero la segunda a la que llego para enfrentarme de tú a tú, dispuesto a lo que sea necesario para arañar algo de tiempo a ese 3h20' conseguido en Zaragoza. Durante el plan especifico he cumplido, pero no con el nivel de exigencia, ni las buenas sensaciones que me gustaría y dejándome llevar las ultimas dos semanas, por lo que soy un manojo de dudas. No sé muy bien para que ritmo estoy, mi idea inicial era ir a por 3:10´, pero lo más seguro es que intente 3:15´ o que ni si quiera pueda mejorar mi marca, dudas y más dudas.

Una maratón es una cosa muy bonita, pero si aprovechas para reencontrarte con gente a la que no puedes ver tanto como te gustaría, mejora la cosa, así que eso hice. Fue un reencuentro con Chris(@chrississipi) y Kiko(@harrier388) que fueron unos anfitriones geniales que me hicieron sentir como en casa, con Isa(@Isa_VMS), la segunda mitad de@BecomeFinisher y con Saioa (@Charcodelocos) que ha venido desde Pamplona a animar, a todos ellos he tenido la suerte de conocerlos gracias a twitter y al deporte, ¡VIVA TWITTER!. Fue una pena que fuera baja de última hora mi compañero de fatigas, Sergio (@TriCitius). El jueves llegaba al Puerto de Santa María, en pleno carnaval, viernes y sábado fueron para disfrutar del sur y del buen tiempo, recoger el dorsal en Sevilla y comer mucha pasta. El domingo llega lo interesante.

Domingo 22 de febrero de 2015 5:30A.M. suena el despertador, por fin ha llegado el día, el día que llevo tiempo evitando y deseando que llegue a partes iguales, en unas horas se resolverán todas las dudas, habrá una marca que resuma todos los entrenamientos pasados, o ni eso, un abandono antes de terminar. Aquí es donde empiezan los verdaderos nervios, los días previos he estado muy bien. Lo mejor para los nervios son las rutinas que te hacen sentir seguro, así que como siempre antes de una carrera difícil, una ducha, el ritual de vestirse y el desayuno de siempre. Tostadas con mantequilla y azúcar y un vaso de leche. Nos montamos en el coche y salimos hacia Sevilla, pero antes recogemos a Juanma (@Juanmapatr) que hoy debuta en maratón. A Isa le ha surgido un asunto de trabajo a ultima hora y no puede venir a animar, así que emprendemos el viaje Kiko, Chris, Juanma, Saioa y yo, 3 maratonianos, uno que lo será en unas horas y otra que lo será, no sé cuando, ella tampoco lo sabe, pero lo será. El viaje dura más o menos una hora, hay momentos de silencio y momentos de conversación, pero a decir verdad voy inmerso en mis pensamientos, intentando trazar un plan a seguir, una hoja de ruta que me ayude a llegar, pero sin éxito, finalmente decido no tener una estrategia firme, pero si escuchar mucho a mi cuerpo.


 Hemos llegado pronto pero ya hay mucho ambiente, mucha gente de corto, mucha gente que comparte nuestra afición, las pulsaciones suben, mis tres maratones van pasando por mi cabeza, lo dura que es, lo bonita que es...este rato me está torturando, necesito empezar a correr.

Me está entrando hambre y no tengo nada para comer, he desayunado hace unas horas ya, me invade la negatividad, "me va a dar una pájara, no puedo empezar a correr una maratón con hambre..." tonterías varias que al final consigo apartar de mi cabeza. Vamos caminando hacia el cajón de salida, improvisamos un punto de encuentro para la llegada con Saioa (demasiado improvisado), repasamos donde se va a poner para animarnos, nos hacemos una foto y cada uno emprende su camino.


Juanma ha desaparecido entre la mulitud, Saioa al punto de encuentro, Chris y Kiko a su cajón y yo al mio. Estoy solo, rodeado de miles de personas, pero solo, mientras el GPS busca satélites yo busco fuerzas en mi cuerpo para hacer recuento, parece que tengo lo suficiente para plantar batalla, pero ya veremos como acaba.
Por fin acaba la cuenta atrás y empieza la Maratón de Sevilla, 11.500 corredores tomamos la salida, cada uno con su historia, a pesar de ser tantos se puede correr bastante bien, es una avenida muy ancha en la que hay huecos para ir adelantando. De lejos veo a la liebre de 3h15', bueno en realidad veo también a la de 3h30', han salido por delante de su cajón, cosa que no entiendo, el que quisiese correr con liebre lo va a tener difícil, yo hoy no quiero liebre, hoy no. Otras veces he preferido la comodidad del grupo que tira de ti, pero hoy quiero la soledad del corredor de fondo, quiero que mis aciertos sean solo míos y mis errores también, no quiero decir "es que la liebre iba muy rápido o muy lenta y me jodió la carrera". Hoy soy yo contra la maratón y nada más. En los primeros kilómetros de una maratón siempre hago lo mismo, fue algo que salió improvisado en mi primera media, pero que siempre me funciona muy bien. Me digo a mi mismo que en otras cosas a lo mejor no, pero corriendo soy bueno (a mi nivel), que esto es algo que sé hacer muy bien y me cargo de confianza, diciéndome que si que puedo con ese ritmo y que tiraré hasta el final. Pongo ritmo de crucero 4':30" lo que debería llevarme a 3h10'.

Es el objetivo más ambicioso que puedo ponerme ahora mismo, pero no quiero conformarme desde tan pronto con 3h15', si veo que la cosa no funciona bajaré el ritmo antes de que sea demasiado tarde. Aunque lo ideal es correr una maratón de menos a más, con la segunda media más rápida que la primera, yo creo que soy incapaz de hacerlo, corra al ritmo que corra la primera mitad, es algo que espero que cambie, pero hoy por hoy si quiero acabar en el tiempo que sea, mi estrategia debe ser ganar unos minutos al principio que perderé al final, más que guardar fuerzas y recuperar al final. Así pues, aunque voy a 4':30" sé que estoy corriendo más para 3h15' que para 3h10'. Van pasando los primeros kilómetros y se asientan los nervios, la zancada se adapta al ritmo y la respiración y el pulso son cómodos, si en algún momento paso de 160ppm bajaré un poco la velocidad.


Llego al primer avituallamiento y en los carteles veo que es solido y liquido y quiero comer algo cuanto antes, pero solo había agua, así que me tengo que conformar con eso, es importante empezar a beber desde el principio. Paso por la torre del oro y por la maestranza y ya empiezo a mirar todas las caras del publico, busco la cara de Saioa, debe de estar por el km7.5 según hemos hablado antes de la salida, al ver tanta gente animando y que pasan los kilómetros sin verla, me temo que no vamos a vernos, yo voy pegado al lado izquierdo, pero no sé en que lado estará ella. De repente, cuando ya me había convencido de que no la iba a ver, aparece entre en el publico, me da ánimos y fuerzas en un choque de manos muy rápido, ni me da tiempo a decirle nada.


 Paso el km10 y todo va según lo planeado 45':09", el cuerpo responde y el tiempo también. Las dudas se están despejando, sé que hoy es el día de darlo todo, ahora mismo voy a ritmo de mejorar 10 minutos mi marca así que muy mal se me tiene que dar para no arañar aunque sea unos segundos. Un niño con su madre sostiene un plátano y lo cojo al pasar, el niño se alegra muchísimo y se ríe, pero más me alegro yo, por fin algo para quitarme el hambre, aunque ese plátano alimenta más mi confianza que a mi estomago. Ya vuelvo a ir mirando todas las caras del publico, es posible que Saioa esté por aquí si le ha dado tiempo a llegar, pero no creo que haya podido, por si acaso voy buscando una cara conocida entre la gente y sonriendo, algunos me devuelven la sonrisa o incluso me dedican unas palabras de animo personalizadas leyendo mi nombre en el dorsal.


Llego a la media maratón y todo sigue dentro de la planeado, 1h:35':22" y con buenas sensaciones, que es mas importante. No me parece que ya haya corrido 21km, me parece que acabo de empezar, pero no me confío, porque en una maratón el cansancio entra de golpe, es como chocarse contra un muro o recibir la visita del tío del mazo, la analogía que cada uno prefiera, pero es así. Cuando miro el reloj y veo que voy un poco lento tengo frescura en las piernas para acelerar rápidamente y recuperar el ritmo antes de perder más segundos valiosos. Sigo avanzando inmerso en mis pensamientos, tanto que apenas estoy viendo Sevilla mientras corro por sus calles, es una pena, pero es mi forma de correr, por eso nunca me canso de hacer el mismo recorrido en los entrenos, porque solo mi cuerpo está allí, pero mi cabeza puede estar en cualquier otro sitio, real o imaginario, puede estar en una playa soleada aunque sea de noche y este lloviendo, puede estar luchando contra los 180km de bici de un Ironman -que algún día haré-, puede estar liderando una carrera que nunca ganaré...voy tan distraído, tan en mi mundo, que casi no me doy cuenta de que ya he pasado el km30 y que ha empezado a correr justo detrás de mi alguien a quien no quiero ni ver, el tio del mazo ha llegado como ese que cae mal a todo el mundo pero está en todas las fiestas, como el novio de la chica guapa del bar, como un radar escondido detrás de unos matorrales, esa gente que sabe que molesta con su presencia pero disfrutan con ello.


Entre el kilometro 30 y el 35 me ha ido recortando metro a metro y estoy a su alcance, ¡ZAS! lanza un mazazo, he intentado esquivarlo pero me ha dado, aunque ha sido un golpe superficial y ya se va en busca de presas más fáciles. km36 el más lento de la carrera, igual que Zaragoza, me noto vacío, me arrastraré como pueda hasta la meta, ya me funcionó en zaragoza...Veo que por primera vez en toda la carrera el Garmin marca más de 5 minutos el kilómetro (5:'03") pequeño bofetón de realidad, necesito una estrategia y algo que me de fuerzas para seguir tirando. Las fuerzas me las dan las dos personas que llevo a corderetas desde que he salido, porque hoy corro por los que no pueden, por Sergio y por Saioa, ellos están deseando correr y no pueden así que yo que puedo, no puedo rendirme, tengo que seguir, por ellos y por mi.



 Objetivo no pasar de 5min/km y mejoraré marca. Desde luego ya me despido del 3h10' como ya me podía imaginar desde el principio, voy a ver si me salen las cuentas para hacer 3h15'. km37, quedan 5km y llevo 2h49' corriendo, si voy a 5 pelao las cuentas salen muy justas si le tengo que sumar los 195m finales, tengo que apretar los dientes y tirar a muerte. Voy mirando obsesivamente el reloj, voy cumpliendo, pero la cosa va a estar muy apretada, aunque ahora voy más despacio que al principio, ahora estoy haciendo un esfuerzo mucho mayor, ademas de que ya me duelen las plantas de los pies y mi zancada ya no es lo que era, me está subiendo el pulso, aunque voy al limite me veo confiado con poder hacer un cambio de ritmo en el 40 o en el 41 para no pasarme de listo, cada parcial que miro cumpliendo el objetivo me da más fuerza, voy adelantando gente, cada vez hay más publico.


 Llega el km40 3:03:38 si le sumo 10 minutos  me queda uno para los 195m finales, necesito más margen, aprieto con todo lo que tengo, cada vez me esfuerzo más pero no consigo acelerar, por lo menos tampoco me voy frenando, me mantengo estable, km41 ya veo el estadio a lo lejos, no me quiero guardar ni un gramo de fuerza, quiero la sensación de haber peleado hasta el final. Ya estoy enfilando el estadio, entro por la rampa, me dejo llevar en la cuesta abajo y ahora si que aunque tarde, por fin hago un cambio de ritmo, ya no queda ni una vuelta a la pista de atletismo, paso el km42 me salgo a las calles exteriores para adelantar a gente al sprint, encaro la recta de meta con todo lo que tengo dentro y al final paro el crono en 3:15:17, no es sub 3:15 y mi primera reacción incluso es de enfado.


 Pero ¿qué son 17  segundos en 42km? he ido menos de medio segundo más lento por kilómetro de lo que debería, es para estar contento, muy contento, he mejorado mi marca 5 minutos y he peleado con el maratón de tú a tú y esta vez he salido ganador. Mi estrategia de salir a meter un gol en la primera parte y luego cerrarse atrás a defender ha funcionado. Me caen lagrimas de emoción, de presión de meses liberada por fin, de satisfacción, de orgullo...lagrimas muy diferentes a las que derramé en Madrid, que me recuerdan porque amo este deporte.


miércoles, 5 de noviembre de 2014

10k desafio Arcosur contra la violencia de género

No compito en 10k desde hace casi un año, cuando conseguí mi MMP. Desde entonces no he pasado una buena temporada, con parones continuos desde febrero hasta hace bien poco, primero una rodilla y después la otra no me han dejado entrenar lo que me hubiera gustado. En lo dos casos fue la misma lesión, inflamación de la cintilla iliotibial. Tampoco puedo decir que haya estado parado durante este tiempo ya que he corrido 2 maratones y un Medio Ironman, pero sin estar en el punto de forma que querría y con dolores en las tres competiciones. Llevo 6 semanas entrenando bien, sin molestias, subiendo poco a poco el kilometraje semanal y el 95% de mis entrenos han sido por debajo de 145ppm para conseguir una buena base aeróbica ya que tengo la maratón de Sevilla en el punto de mira. Por todo esto, llegaba a la carrera con muchas dudas sobre que tiempo iba a hacer y para tomármelo más como un entreno de calidad y una prueba de nivel que otra cosa.

El domingo pasado corrí una 5k y no me vi tan mal de forma como esperaba, así que durante la semana una parte dentro de mi dice que salga a tope e incluso a mejorar mi marca, pero esa parte es más pequeña de lo normal y no puede con la que dice que una 10k empezando a lo loco puede acabar muy mal. Al final decido ser conservador, intentar hacer unos 42-43 minutos ya que en un entreno fuerte, hace 2 semanas, hice 44.

Pamplona me envía buenas vibraciones
Domingo, 2 de noviembre, 10:30, estoy colocado en la linea de salida y como no quiero molestar me coloco un poco atrás, pero me paso, pistoletazo, salida en zig zag, buscando huecos y adelantando como se puede, una vez se ensancha la calle, cabeza fría y a buscar el ritmo, voy muy cómodo a poco más de 4:10 el kilómetro los 2 primeros kilómetros. Llegamos a la primera curva de 90 grados del recorrido y está sin encintar, todos los corredores que veo delante de mi recortan, yo sigo la carrera por el asfalto y miro detrás de mi para ver si he servido de ejemplo para algún otro corredor y compruebo que no, todos recortan, incluso escucho "tú, acorta por ahí", no consigo entenderlo, no es gente que no puede con 10km y que si se quitan unos metros aunque solo sea mentalmente les ayuda (tampoco lo entiendo en este caso, pero me parece más comprensible) NO, es gente que puede correr en 42 minutos. Niego con la cabeza al ver el panorama, pocos metros después otra curva y se repite la escena. Mi carrera no es contra los de alrededor, pero esto me enfada y siempre que alguien intenta adelantarme recortando aprieto para demostrarle que lo que hace falta son piernas y no trampas. 

avituallamiento
Paso la primera vuelta de 5k, no voy haciendo mucho caso ni al ritmo ni al pulso, pero he acelerado y sigo yendo muy cómodo, estoy empezando a adelantar gente sin parar, veo un grupo en el horizonte, me lo fijo como objetivo, le doy caza y a por el siguiente. Esto me está dando muchas fuerzas y pienso que no me va a salir tan mala marca después de todo, aunque está claro que el asalto al sub40 queda para mas adelante porque no he visto ni un solo kilómetro por debajo de 4.


Después de una larga subida y la bajada recuperando fuerzas, me decido a empezar el cambio de ritmo a falta de un kilómetro, he puesto un grupo como objetivo y no voy a aflojar hasta darles alcance, pica un poco para arriba, pero la gente anima en la parte más alta, sonrío y doy las gracias al pasar, deja de subir y otro cambio de ritmo más, ya solo quedan dos curvas. Uno del grupo que acabo de adelantar me coge la estela y en la primera recorta por la acera y me adelanta, ¡zas! Otro cambio de ritmo, hasta luego, ultima curva, imposible recortar y la tomo por el interior para evitar listillos de ultima hora, recta de meta cuesta arriba a sprint y paro el reloj.



recta de meta

Llegaba a ritmo de serie, el último kilómetro lo he hecho en 3'28", la boca me sabe a sangre, estoy jadeando pero miro el reloj y sonrío, sonrío mucho 40'35". Me he quedado a 5 segundos de mi mejor marca, no me lo puedo creer, digo en voz baja "no me jodas", me he pasado de conservador, podía haber hecho MMP si hubiera salido un poco mejor. Pero hago un balance rápido y me doy por satisfecho. Esperaba hacer 2 o 3 minutos más, si ha habido un fallo ha sido de estrategia y no de fuerzas y seré 5 segundos más lento, pero soy legal, si hubiese recortado curva tras curva habría conseguido marca, si, pero no de 10k sino de "9ypicok" y no estoy en este deporte para engañarme a mi mismo. Un análisis más detallado ya en casa y con la ayuda del Garmin me dice que no estoy tan mal como esperaba. Comparo las tres 10k en las que he competido, todas sub41 y en las otras 2 anteriores había tenido un pulso de 180ppm y en esta 172ppm así que me quedo con la sensación de que aunque la marca no esté en el reloj si que esta en las piernas y puede caer en la siguiente ocasión.